La destrucción de la galaxia enana de Sagitario



     

    La cosmología standard predice que las galaxias enanas son las primeras en formarse en el Universo y que muchas de ellas se fusionan para formar las galaxias más masivas como la Vía Láctea. Este proceso podría haber dejado algunos "fósiles" en nuestra Galaxia, que podrían observarse  en el halo externo en forma de corrientes de estrellas o escombros de galaxias enanas en la actualidad. Este escenario es consistente con el modelo de formación del halo Galáctico propuesto por Searle & Zinn en 1978 a partir de las propiedades de los cúmulos globulares, que puede interpretarse como la manifestación local de la teoría de formación jerarquizada de galaxias.

     En la ultima década, las observaciones han apoyado la hipótesis de la existencia de estos procesos en el halo externo de la Vía Láctea, cuya formación (a través de la fusión de galaxias enanas) podría no haber concluido todavía. El descubrimiento de posibles corrientes compuestas por galaxias satélites y cúmulos globulares en el halo ha sugerido que estos objetos podrían ser los restos de galaxias progenitoras mayores destruidas por la Vía Láctea hace miles de millones de años. Algunas corrientes aisladas de estrellas individuales han sido también identificadas incluso en la vecindad solar. Las observaciones con cámaras CCD de gran campo han revelado también colas de marea en algunos satélites de la Vía Láctea, indicando que se encuentran en un proceso de disolución debido a su interacción gravitatoria con nuestra Galaxia. La posibilidad de que estos procesos de fusión dejen alguna traza observable en el halo Galáctico es también apoyado por modelos teóricos de destrucción por marea de galaxias enanas.

    Sin duda, el resultado más relevante fue el descubrimiento de la galaxia enana de Sagitario, un satélite de la Vía Láctea para el que existe un acuerdo universal de que se encuentra en un avanzado estado de destrucción por marea. Desde su descubrimiento, Sagitario ha sido objeto de numerosos descubrimientos, algunos de ellos sorprendentes, sobre todo porque es posible que estemos siendo testigos del mecanismo de formación de nuestra Galaxia en el sentido propuesto por Searle & Zinn.
     
     

    LA GALAXIA MÁS CERCANA

    Sagitario fue descubierta casualmente en 1994 durante el curso de un estudio espectróscopico del bulbo de nuestra Galaxia. Los posteriores diagramas color-magnitud de esa región del cielo revelaron claramente su naturaleza de sistema estelar, compuesta por una mezcla de poblaciones de edad vieja e intermedia, situado a 25 kpc del Sol, siendo por lo tanto la galaxia más próxima conocida. Su cuerpo principal es muy elongado, y se encuentra orientado  aproximadamente perpendicular al plano de la Galaxia.  Su proximidad al centro de la Vía Láctea (16 kpc) le induce enormes fuerzas de marea, que le conduce a su destrucción total, llegando a disgregar sus estrellas y cúmulos globulares en el halo Galáctico. Sagitario es por lo tanto el ejemplo más cercano de "building block", como sugiere el escenario propuesto por el modelo de formación jerarquizada de galaxias.

     Desde su descubrimiento, su extensión en el cielo ha ido creciendo constantemente. El primer mapa de Sagitario reveló que se trataba de una galaxia con una estructura grumosa, que ocupaba una extensión total de 8º ( 5º. Los estudios posteriores basados en diferentes trazadores estelares (tales como las variables RR Lyrae) incrementaron el tamaño angular del cuerpo principal de la galaxia hasta al menos 20º ( 8º. Pero sin duda el resultado más espectacular fue la detección de estrellas de Sagitario hasta 34º - más de 15 kiloparsecs- en dirección SW de su cuerpo principal. Los diagramas color-magnitud  de estas regiones revelaron un exceso de estrellas azules que podían identificarse como una secuencia principal muy bien definida idéntica a la de Sagitario. Además, Sagitario era realmente estrecha en estas zonas perifericas, por lo que se dedujo que se trataba de una corriente de marea más bien que  una extensión de la región elipsoidal interna de la galaxia.

     Los modelos dinámicos de la interacción de Sagitario con la Vía Láctea y su destrucción  en el halo también predicen la presencia de corrientes de marea muy extensas que podrían incluso "envolver" a nuestra Galaxia en una órbita polar. En particular, predicen que su cola de marea es simétrica y, por lo tanto, la presencia de una corriente en dirección NW de brillo superficial muy similar a la descubierta en dirección SW.

    Sin embargo, los intentos para detectar la corriente NW fueron infructuosos. La principal dificultad es que esta posible corriente cruza la región del plano galáctico, donde la contaminación de estrellas del campo y el enrojecimiento diferencial es tan grande que impide la aplicación de las técnicas de búsqueda basadas en los diagramas color-magnitud. Además, una vez lejos del plano galáctico, la corriente NW es mucho más débil y su posición (interpolada a partir del centro y la corriente SW de Sagitario) es muy incierta.
     
     


     LA DETECCION DE LA CORRIENTE NORTE DE SAGITARIO

    En la primavera del 2000, dos equipos del Sloan Digital Sky Survey (SDDS) presentaron los resultados del primer año de pruebas del proyecto. Estos datos cubrían dos regiones muy largas y estrechas centradas en el ecuador celeste en las proximidades del polo Norte y Sur galáctico, de 87º de largo y 60º  respectivamente, y ambas de 2.5º. En la práctica, esto sería una "rodaja" del halo Galáctico. El resultado más espectacular es la detección de dos franjas de estrellas azules de tipo A en ambos hemisferios, mostrando por primera vez una clara sub-estructura en el halo externo de nuestra Galaxia. Esta sub-estructura también fue detectada en la distribución de las estrellas RR Lyrae descubiertas durante el survey, que mostraba un cúmulo de estas variables situado a unos 45 kiloparsecs.
     
     
     
     
     

                                                                                                                                                           Imagen de la  Vía Láctea  por ©2001 Axel Mellinger
     

    En la primavera del 2000, dos equipos del Sloan Digital Sky Survey (SDDS) presentaron los resultados del primer año de pruebas del proyecto. Estos datos cubrían dos regiones muy largas y estrechas centradas en el ecuador celeste en las proximidades del polo Norte y Sur galáctico, de 87º de largo y 60º  respectivamente, y ambas de 2.5º. En la práctica, esto sería una "rodaja" del halo Galáctico. El resultado más espectacular es la detección de dos franjas de estrellas azules de tipo A en ambos hemisferios, mostrando por primera vez una clara sub-estructura en el halo externo de nuestra Galaxia. Esta sub-estructura también fue detectada en la distribución de las estrellas RR Lyrae descubiertas durante el survey, que mostraba un cúmulo de estas variables situado a unos 45 kiloparsecs.

     La franja situada en el hemisferio Norte es la más densa y esta formada por dos bandas paralelas de estrellas, con magnitudes (19 y (21 respectivamente. Esta dualidad es fácilmente explicable si se tratara de las estrellas de la rama horizontal y blue-straggler  pertenecientes un mismo sistema estelar situado aproximadamente a 45 kiloparsecs. Por lo tanto, la idea de que estas franjas fueran la traza de una galaxia destruida por las fuerzas de marea de la Vía Láctea es muy tentadora.

    La comparación de los resultados del SDSS con los modelos teóricos de Sagitario obtenidos por Dra. Gómez-Flechoso (Universidad de Ginebra) revelaron que estas sub-estructuras eran compatibles con los escombros de marea pertenecientes a la corriente NW de Sagitario. Sin embargo, era necesario obtener un diagrama solor-magnitud más profundos en esa zona, para confirmar si se trataba de un sistema estelar consistente con las características predichas para Sagitario en esa posición del cielo. En Junio del 2000, David Martínez y Antonio Aparicio (IAC) observamos esta zona con el telescopio Isaac Newton de 2.5m situado en el Roque de los Muchachos, usando una cámara CCD de gran campo.  El resultado fue la detección de un sistema de muy baja densidad, situado a unos 50 kiloparsecs del Sol. Su posición en el cielo es de unos 60º al Norte del centro de Sagitario y coincidente con la prevista prevista por los modelos dinámicos para la corriente NW de esta galaxia.
     Para corroborar la hipótesis de que este sistema es realmente un escombro de Sagitario, comparamos todas las posibles detecciones de su corriente de marea  disponibles en la literatura con un modelo dinámico de la misma. El acuerdo es excelente, encontrando que nuestra detección coincide con las predicciones para la posición del apocentro de esta galaxia. Esta región es además una de las más densas, y por tanto es la más asequible a ser detectada, y podría también explicar el exceso de estrellas de Carbono encontrado en las proximidades en un survey del APM.

     La detección de este escombro de Sagitario a 60º  de su centro (que correspondería a una distancia de 46 kiloparsecs) es realmente importante, pues confirma las predicciones de los modelos teóricos de que Sagitario forma una corriente en el halo externo de nuestra Galaxia que incluso podría "envolver" todo el firmamento. Este resultado es clave en la investigación de estos procesos y da un nuevo impulso al estudio de Sagitario. La medida de velocidades radiales en esta región de la corriente y la búsqueda de más restos a lo largo de su órbita no ha hecho nada más que empezar y permitirán estudiar con un detalle sin precedentes un proceso de fusión  en nuestra Galaxia o, lo que es lo mismo, como se forma la Vía Láctea casi en primera fila.
     

                                    Comparación de nuestro modelo dinámico de Sagitario con todas las detecciones de la cola de marea de Sagitario hasta
                                    la fecha. Nuestra detección es marcada con un circulo verde y es consistente con la posición y distancia del apocentro
                                    de Sagitario (ver Martínez-Delgado et al 2001).
     
     


    Imágenes y videos
     

     



     
     
    Investigadores:

               David Martínez-Delgado(IAA),Antonio Aparicio (IAC), María Angeles Gómez Flechoso (Observatorio de Ginebra), Kathy Vivas (Universidad de Yale), Robert Zinn (Universidad de Yale), Ricardo Carrera (IAC), Emilio Alfaro (IAA).