Una vez que hemos visto cual es la idea básica de la Web y nos sentimos suficientemente motivados para aportar nuestro granito de arena al proyecto, podemos empezar a manejar el HTML.
En un principio estaríamos inclinados a pensar que un lenguaje que nos permite crear un documento interactivo, que enlace con otros objetos (no sólo documentos, si no imágenes, animaciones, ficheros de sonido o incluso programas que se ejecutan en maquinas lejanas y nos dan el resultado) fuese tremendamente complicado. Pero, para nuestro alivio, esto no es así en absoluto.
El HTML es sencillísimo, no es exageración. Esto es debido a que todo el trabajo lo realiza el visualizador (``browser''), y no nos tenemos que preocupar de cosas m's técnicas que las únicamente imprescindibles, que son pocas. Además esto nos libera de muchas cuestiones de estética: hay tantos visualizadores en uso que una misma página se ve necesariamente de forma diferente en cada uno, con lo que no debemos preocuparnos de cómo va a quedar la página en el sentido gráfico, si no de si la información sigue un esquema lógico, si las conexiones (``links'') están bien hechas, etc.